RUTA DE
LOS INGLESES
Lugar:
Casas de Miravete. Romangordo.
Fecha:
19 mayo de 2012.
Motivo:
conmemoración bicentenario batalla entre ingleses-portugueses y franceses.
Tiempo:
15º, nubes, lluvias.
Distancia:
18 kilómetros.
Material:
botas, chubasqueros, paraguas.
Componentes:
Andarines de La Cumbre. Juan
Pedro, Manuel, Pedro Antonio, Manolo, Alberto, Jose Luis, Andrés.
Salida:
7 horas desde La Cumbre.
Regreso:
17,30 horas a La Cumbre.
Nuestro
primer destino de hoy, ya que fueron varios a lo largo de la mañana, Casas de Miravete.Una vez aparcados los
coches, nos dirigimos, bajo la lluvia, al lugar de control de firmas y
aprovechamos para colocarnos la ropa adecuada, ya que el cielo amenazaba con
lluvías.Bajamos a tomar café con bollería al lugar indicado por la organización
y mientras el político de turno hacía su discurso, realizamos las primeras
fotos.
En
autobús nos dirigimos al lugar de partida, donde los militares de mayor grado
arengaron a la tropa, lo cual nos sirvió para actualizar conocimientos de los
hechos acaecidos hace doscientos años.
Por
fin, después de las nueve, bajo las bayonetas y espadas de los soldados
ingleses, iniciamos la senda.
El
recorrido transcurre entre encinas, alcornoques, castañas, madroños, helechos,
cantuesos, enebros y todo tipo de vegetación propia de las sierras, con subidas
y bajadas, caminos pedregosos, veredas y estrechas callejas cubiertas de
hierba, hasta llegar a Romangordo, donde ya la vegetación es algo más escasa y
se asemeja a las dehesas.
El
colorido de los participantes a través de las sendas más estrechas y sinuosas,
digno de cualquier museo natural.
Como en
otras ocasiones, mientras en la plaza del pueblo se representaba otra faceta de
la batalla, vaciamos las mochilas sobre una mesa improvisada y dimos buena cuenta
del pan del pueblo, de embutidos de vaca, pavo, venado, cerdo,oveja y quesos
también variados, regados, como es norma, con vinos del tiempo para regular
mejor la temperatura, conversación distendida y algunos planes de próximas
salidas.
Salimos
los últimos con dirección a Fuerte Napoleón, convirtiéndose ese trayecto en una
carrera de relevos, donde se confundieron los pasos largos para hacer
fotos con adelantamientos a otros
participantes que habiamos alcanzado. No obstante, la última subida, con un desnivel
significativo, se transformó en un rosario, donde cada cual subió al ritmo que
pudo.
En las
ruinas del fuerte, asistimos a la representación final de la batalla y pasamos
un rato muy divertido con nuestra particular recreación de los acontecimientos.
Bajamos
del fuerte y tomamos el autobús para llegar al merendero donde estaba previsto
comer paella todos los participantes. Allí permanecimos un buen rato bajo la
lluvia y,al no cesar, nos fuimos en el autobús hasta Casas de Miravete.
El
cielo ya estaba transparente y decidimos volver con nuestros coches al lugar de
la paella. Degustamos dicho plato, regado con refrescos, y así dimos por
concluida esta movida ruta.
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