lunes, 13 de agosto de 2012


RUTA: LA CUMBRE-MUXIA-FINISTERRE-SANTIAGO DE COMPOSTELA

Fecha: 1-7 agosto 2.012
Componentes: Isabel, Pepe, Antonio, Rita, Araceli, Mae, Javier, Andrés.
Tiempo: lluvia, niebla, sol. 18º-26º.
Equipo: mixto, verano-invierno.
Distancia: 110 kilómetros. 22 por etapa.
Dificultad: previo entrenamiento, baja.
Hoteles: dos noches en Fisterra, una en Pino de Val, una en Negreira y dos en Santiago de Compostela.

1ª Etapa: Muxia-Lires. Faro Fisterra-Playa Langosteira.
2ª Etapa: Fisterra-Hospital.
3ª Etapa: Hospital- As Maroñas.
4ª Etapa: As Maroñas- Negreira.
5ª Etapa: Negreira-Santiago de Compostela.


Todos los demás componentes hicieron el año pasado la ruta desde Sarria hasta Santiago y por ello se decidió este itinerario, en sentido contrario al que realizan casi todos los componentes.
También se acordó por unanimidad la forma de realizarlo, el recorrido diario, el aspecto gastronómico, las visitas culturales y otros aspectos generales, algunas veces improvisados sobre la marcha.
Partimos desde La Cumbre el día 1 de agosto a las 7 horas en dos coches, ya que Isabel y Pepe lo hacían desde Madrid.
Para evitar  perdidas de tiempo y sorpresas, llévabamos jamón, lomo y postres. De esa forma parábamos a comer cuando era necesario y en el lugar más adecuado. Algunas veces no econtrábamos ese lugar, como ocurrió en la segunda etapa, pues el recorrido era largo y no había  bares o fuentes en el trayecto, además de ser el día más caluroso de todos.
Para trasladarnos desde los hoteles hasta el inicio de la ruta lo hicimos llevando algún coche al destino, si bien en otras etapas comprobamos que era más efectivo contratar previamente un taxi. Esta opción también nos ayudó a relajarnos más, intercambiar pareceres con los taxistas y obtener una visión diferente de las caracaterísticas sociales gallegas, casi siempre de una forma amena y entrañable.
La niebla y la lluvia de algunas etapas fue bien recibida, pues hacía más llevadero el camino y en ningún momento dificultó nuestro recorrido.
Las tardes se aprovechaban para realizar visitas culturales y contemplar los paisajes característicos del lugar y degustar los vinos y comidas más típicos.
El camino se realizaba de una forma relajada, en grupos, contemplando los paisajes, las construcciones más significativas y  con paradas en los diferentes bares para reponer líquidos y comidas, así como cambiando impresiones con otros caminantes.
Al llegar a Santiago se completó el  recorrido con visitas religiosas, culturales o gastronómica, de forma individual o en el grupo.
El objetivo se cumplió felizmente, sin lesiones y con algunas anécdotas que todos guardaremos particularmente por ser divertidas.




























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