RUTA: LA CUMBRE-MUXIA-FINISTERRE-SANTIAGO
DE COMPOSTELA
Fecha:
1-7 agosto 2.012
Componentes:
Isabel, Pepe, Antonio, Rita, Araceli, Mae, Javier, Andrés.
Tiempo:
lluvia, niebla, sol. 18º-26º.
Equipo:
mixto, verano-invierno.
Distancia:
110 kilómetros.
22 por etapa.
Dificultad:
previo entrenamiento, baja.
Hoteles:
dos noches en Fisterra, una en Pino de Val, una en Negreira y dos en Santiago
de Compostela.
1ª
Etapa: Muxia-Lires. Faro Fisterra-Playa Langosteira.
2ª
Etapa: Fisterra-Hospital.
3ª
Etapa: Hospital- As Maroñas.
4ª
Etapa: As Maroñas- Negreira.
5ª
Etapa: Negreira-Santiago de Compostela.
Todos los demás componentes hicieron el año
pasado la ruta desde Sarria hasta Santiago y por ello se decidió este
itinerario, en sentido contrario al que realizan casi todos los componentes.
También se acordó por unanimidad la forma de
realizarlo, el recorrido diario, el aspecto gastronómico, las visitas
culturales y otros aspectos generales, algunas veces improvisados sobre la
marcha.
Partimos desde La Cumbre el día 1 de agosto a
las 7 horas en dos coches, ya que Isabel y Pepe lo hacían desde Madrid.
Para evitar
perdidas de tiempo y sorpresas, llévabamos jamón, lomo y postres. De esa
forma parábamos a comer cuando era necesario y en el lugar más adecuado.
Algunas veces no econtrábamos ese lugar, como ocurrió en la segunda etapa, pues
el recorrido era largo y no había bares
o fuentes en el trayecto, además de ser el día más caluroso de todos.
Para trasladarnos desde los hoteles hasta el
inicio de la ruta lo hicimos llevando algún coche al destino, si bien en otras
etapas comprobamos que era más efectivo contratar previamente un taxi. Esta
opción también nos ayudó a relajarnos más, intercambiar pareceres con los
taxistas y obtener una visión diferente de las caracaterísticas sociales
gallegas, casi siempre de una forma amena y entrañable.
La niebla y la lluvia de algunas etapas fue
bien recibida, pues hacía más llevadero el camino y en ningún momento dificultó
nuestro recorrido.
Las tardes se aprovechaban para realizar visitas
culturales y contemplar los paisajes característicos del lugar y degustar los
vinos y comidas más típicos.
El camino se realizaba de una forma relajada,
en grupos, contemplando los paisajes, las construcciones más significativas y con paradas en los diferentes bares para
reponer líquidos y comidas, así como cambiando impresiones con otros
caminantes.
Al llegar a Santiago se completó el recorrido con visitas religiosas, culturales
o gastronómica, de forma individual o en el grupo.
El objetivo se cumplió felizmente, sin
lesiones y con algunas anécdotas que todos guardaremos particularmente por ser divertidas.